Falocracia mexicana.
“El opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices entre los propios oprimidos«- Simone de Beauvoir.
En los últimos días, he leído todo tipo de comentarios sobre la marcha feminista realizada el pasado viernes 16 de agosto exigiendo seguridad y justicia para todas las niñas y mujeres que han sido violentadas y asesinadas en la Ciudad de México, tras los altos índices de violencia de género evidenciando el pésimo oficio, falta de compromiso, debida persecución del delito y empatía del gobierno local.
Lo trascendental del movimiento fue la prueba fehaciente de la gran desesperación que existe por apremiar seguridad. Desafortunadamente, fue manchado por un hecho que denigra el feminismo en sí: el vandalismo
Acción que fue rechazada y condenada por la ciudadanía local al expresarse en el Monumento del Ángel de la Independencia. Pero ¿por qué indigna tanto que una mujer exija justicia en dicho Monumento, si cada vez que los aficionados locales ganan una liguilla de fútbol van a celebrar ahí en pro de la gloria y desbeben en el mismo? Contradicciones que polarizan aún mas a la sociedad. ¿No es la forma correcta de actuar de una mujer? ¿Qué harías si tú hermana, madre, esposa, hija o amiga integraran esa lista de feminicidios?
¿Qué significa el Ángel de la Independencia? Para los locatarios es el escudo protector, de horna y orgullo, que yace en una mujer que vigila y salvaguarda la Ciudad. Solo que, ante el incremento en la violencia, el monumento tenía que ser cimbrado en voz de todas las víctimas para exigir sus derechos inalienables.
No justificaré el vandalismo, solamente haré la recomendación que para la próxima todos los ministerios públicos y dependencias de seguridad ciudadana de la Ciudad sientan el temor, dolor, coraje, odio, enojo, desesperación y angustia que se sintió en el Monumento.
Asimismo, hay muchos padres de familia, hermanos, tíos, primos, amigos y conocidos que se unieron a la marcha con el mismo sentir y en pro del movimiento, nadie debe de ser rechazado más que la ignorancia y los complejos. El movimiento surgió para exigir las mismas oportunidades y una equidad de género que se ha ido contraviniendo desde la creación de las tres grandes religiones patriarcales, que en sus inicios lograron segmentar a “las mujeres como seres humanos de segunda clase, al no formar parte de la clase sacerdotal”. Desde los inicios de la civilización, la sociedad reposaba en la cooperación entre hombres y mujeres, propiciando una comunicación y el trabajo en equipo con labores específicas que conllevó a la evolución y desarrollo de la humanidad.
Desvirtuar a un movimiento feminista que exige respeto, dignidad y justicia debería ser considerado de interés nacional. Hoy en día, ninguna mujer en el país se siente segura de salir a la calle puesto que la incógnita diaria es si regresará a casa viva o muerta. ¿El odio desmesurado hacia el sexo femenino es palpable por el rol de empoderamiento que ha demostrado la mujer en las últimas décadas? ¿Existe alguna diferencia en violar y asesinar a una niña de seis años que a una adulta mayor de setenta? ¿El actuar con alevosia y ventaja para dañar la integridad de una mujer es considerada una persona mentalmente sana? Si una mujer sale sola de una fiesta a media noche, ¿es acredora a secuestrarla, violarla y matarla? Entonces, ¿por qué el feminicidio y el abuso sexual no son considerados como delitos graves?
Para lograr una mejora en la impartición de justicia, dichos delitos deben ser incluidos como graves en el artículo 19 de la Constitución Política de los Estados Unidos. ¡Exijamos servidores públicos de calidad y el cumplimento del Estado de Derecho, las leyes están para cuidar a hombres y mujeres por igual!
México, no es un país seguro para nadie. Ni para los hombres, ni para las mujeres, ni para los niños y niñas que son el futuro de la nación, ni periodistas, ni para toda persona que sea buen ciudadano. La Ley de Herodes no debe imperar, ni la impunidad, ni la incitación al odio entre los sexos. Mostrar empatía ante el dolor ajeno o al riesgo latente, nos unificará como la verdadera sociedad que somos en tiempos de crisis.
El costo social-político de no hacer nada tanto de los funcionarios públicos, así como de los representantes del pueblo dará como resultado que la sindéresis sea cada vez menos notoria y se corrompa la sociedad día a día haciendo justicia por su propia cuenta, donde el quebrantamiento de los valores universales es palpable; pero sobre todo por la ausencia y vulneración de los derechos que tenemos como mexicanas y mexicanos.
¡Ni una más!




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