Vie. Nov 21st, 2025

El aplauso ferviente a la meritocracia consular.

La meritocracia consular propicia que se genere una doble moral porque se cuestiona la designación directa y por otro lado se limita la inclusión en el servicio profesional de carrera.

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El pasado martes 28 de julio, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), mediante el comunicado No. 213, designó seis nombramientos consulares, tres de ellos correspondieron a personal de carrera del Servicio Exterior Mexicano (SEM), cuerpo permanente de funcionarios públicos encargados de ejecutar la política exterior del Estado mexicano, mientras que los tres restantes no. Sin embargo, uno de estos nombramientos generó gran polémica e indignación por parte de la ciudadanía, demostrada en redes sociales, donde los usuarios consideraron que la encomienda no era acertada y da pauta a un desprestigio a la carrera diplomática en México, ¿por qué? He aquí algunas opiniones al respecto:

  1. Si bien, el Ejecutivo Federal, de conformidad con el artículo 89 constitucional, fracción II, puede nombrar y remover a los embajadores y cónsules generales como así lo amerite los intereses de su política, pero la fracción III del artículo 7 de la Ley del Servicio Exterior Mexicano (LSEM) establece que el personal temporal, es decir, aquel que no pertenece al SEM podrá ocupar solamente el 18% de las plazas de este escalafón.
  2. Para ser diplomático se requiere vocación de servicio y profesionalización, lo que implica muchos años de estudio no solo de licenciaturas como Relaciones Internacionales o Derecho u otras ciencias sociales, maestrías y doctorados, pero sí de idiomas, cultura, derecho internacional, historia, economía, geografía, geopolítica, geoeconomía, entre muchas más para poder tanto presentar un examen de ingreso complicado como para representar dignamente a México globalmente, es decir, conlleva una ardua labor académica como cualquier otra carrera, en la que el desvelo, aprendizaje, sueños y motivaciones culminan en el éxito profesional. Para ello, deben superarse muchos obstáculos que, a través de los años, dan experiencia y agilidad en la toma de decisiones.
  3. En México, si bien se culmina la carrera diplomática con el grado de ministro y posteriormente a consideración presidencial se le nombra embajador al personal de carrera, requiere más de 20 años e incluso muchos diplomáticos no logran dicho nombramiento, aún cuando realizaron exámenes y entrevistas continuas para ascender a lo largo de su carrera.

Por experiencia propia, participé, en dos ocasiones, en el Concurso Público General de Ingreso a la rama Diplomático-Consular del Servicio Exterior Mexicano en 2014 y 2017.

Para conocimiento del lector, el examen de ingreso al SEM consta de tres etapas: la primera, comprende un examen de conocimientos generales cuyo contenido versa en temas de historia y derecho tanto nacional como internacional, cultura, geografía, geopolítica, economía y más; un examen de español que mide su comprehensión lectora y el respectivo acervo lexicológico del candidato; un examen de inglés; y, por último, un examen de traducción del francés, alemán, japonés, ruso, árabe o chino (idiomas oficiales de la Organización de las Naciones Unidas, ONU).

La segunda etapa trata de ensayos, sin conocer el tema, pero sí la base de que será relativo a la política exterior de México y otro a puño en inglés; después entrevistas psicológica, en inglés y una con un embajador, un diplomático y un académico. Y, la tercera etapa, un curso de capacitación en el Instituto Matías Romero (IMR), academia diplomática de México y un período de práctica en la SRE.

En 2014, participé por primera vez y fue cancelado por corrupción y tráfico de influencias, según reveló el periodista, Julio Astillero en un video publicado en YouTube intitulado Historia de un concurso amañado en la SRE. En cuanto al concurso de 2017, se generó consternación por la entrega de solo 39 nombramientos de las 65 vacantes publicadas el 12 de diciembre de 2017 en el Diario Oficial de la Federación (DOF). La justificación, de acuerdo a la Cancillería, se debió a cuestiones presupuestales, desatando desconfianza e indignación reflejado en las notas Comercializar mariguana, transparentar diplomacia y SRE: quien nada debe, nada teme para Milenio que el embajador y periodista Agustín Gutiérrez Canet recopiló de algunos aspirantes que lo contactaron para expresarse.

Lo anterior además de ser complicado, se suma a la presión de que son demasiados los candidatos que presentan los exámenes, tan solo en el concurso pasado fueron más de 2,000 concursando por inicialmente 65 plazas, que, de acuerdo a cuestiones presupuestarias según la SRE, terminaron siendo menos de 40. Quizás valdría la pena una reingeniería y ampliar el número de plazas del SEM para liberar este cuello de botella y ampliar la presencia de México internacionalmente.

Posteriormente, se conoció que con las plazas restantes se intentó realizar ingresos laterales de personal que no era miembro del SEM y llevaba tiempo trabajando en alguna embajada. En este rubro la Asociación del Servicio Exterior Mexicano (ASEM) cabildeó para detener el acto, como lo dice en la nota de La Jornada ASEM protesta por cambios a las reglas del servicio exterior; afortunadamente, el entonces canciller aceptó no llevar a cabo dicha medida. A lo anterior y con base en la prioridad de combatir a la corrupción, el presidente López Obrador eliminó la opción para ocupar plazas sin ser miembro del SEM, como lo relata La Jornada en su nota Elimina AMLO opción para ocupar plazas sin concurso en el SEM.

Cabe señalar que la preparación mínima para los exámenes, de la primera etapa, es de tres meses, donde el tiempo es tu peor aleado, pero la motivación y el sueño de convertirse en un funcionario de carrera son la dosis perfecta, combinado con el amor propio y legítimos deseos aspiracionales te inyecta energía para no desistir.

Dicho lo anterior, como internacionalista y aspirante al ingreso al SEM, considero que dicha cláusula- artículo 7 fracción III del LSEM debería reformarse, o en su caso eliminarse, porque se requiere vocación y profesionalización. Aunado a que para evitar futuros cuestionamientos al Concurso en la rama Diplomática-Consular se aprendan de los errores y se transparente-aún más-el proceso evidenciando las calificaciones de todos los participantes bajo un número de folio, como se hacen en otros países, para proteger la privacidad de todos implicados. Compartir los resultados, ¡dan certeza a los aspirantes!

No obstante, la meritocracia consular propicia que se genere una doble moral porque se cuestiona la designación directa y por otro lado se limita la inclusión en el servicio profesional de carrera a muchos profesionistas capaces y comprometidos en mejorar las relaciones internacionales de México en el siglo XXI, desempeñando las funciones acorde a lo previsto en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y según la política exterior en curso del Presidente. La doble moral, no debería de dar cabida para ninguna de las partes, el amor y enaltecimiento del pueblo mexicano, ¡sí!

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1 thought on “El aplauso ferviente a la meritocracia consular.

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