Obtenido de Canada Today
Del 9 al 11 de enero del año en curso, se llevó a cabo la Cumbre de Líderes de América del Norte, en el que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, recibió en el Aeropuerto Felipe Ángeles al presidente de Estados Unidos, Joe Biden y al primer ministro, Justin Trudeau, el 8 y 9 de enero, respectivamente.
Las reuniones de Alto Nivel significaron un guiñó del gobierno mexicano hacia sus socios comerciales al reafirmar su compromiso y buena voluntad ante los nuevos retos globales, como mantener la democracia y ¿los acuerdos comerciales?
Las relaciones ríspidas entre el actual gobierno americano con el gobierno mexicano data de la visita del presidente de México, López Obrador, a la Casa Blanca en Washington D.C. en agosto de 2020, en plena contienda electoral. Para muchos expertos fue un desaire político que favoreció al presidente en turno Donald Trump. Derivado de ello, se sitúa la tardía felicitación del presidente Andrés Manuel a Joe Biden tras ser elegido el 46 presidente de los Estados Unidos. Sin menoscabar, la neutralidad del gobierno de México ante la invasión de la federación rusa a Ucrania y el abstencionismo de la delegación mexicana en la Asamblea de las Naciones Unidas y en el Consejo de Seguridad en materia de seguridad internacional y de rechazo a la guerra, por mencionar algunos temas.
A pesar de las adversidades, la Cumbre Trilateral se enfocó en asuntos en el que México ha dejado mucho que desear como: la cadena de suministro, el compromiso para contrarrestar el cambio climático y las disconformidades en el sector energético.
Una semana después…
Han pasado 9 días y… ¿cuáles fueron los logros de la Cumbre? En general, el hecho de reunirse debe considerarse como una buena señal. Sin embargo, es evidente que falta más integración en la región, porque hubo un mayor enfoque en la relación bilateral entre Estados Unidos y México que en una relación trilateral. Desafortunadamente, no fue tan ambiciosa y se pudieron lograr más acuerdos que favorecieran a México.
Mensajes ocultos
En las reuniones trilaterales no se llevaron a cabo todas las pláticas previstas en materia de migración y del narcotráfico. Sin olvidar que 3 días antes de la llegada del presidente Biden, el gobierno de México capturó a Ovidio Guzmán, hijo del narcotraficante Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo.” ¿Será que, por ese hecho, ambos mandatarios decidieron aterrizar en el Aeropuerto militar Felipe Ángeles?
La primera reunión del primer ministro Trudeau en la Ciudad de México fue con el CEO de Grupo Bimbo, así como con los integrantes del Consejo Coordinador Empresarial (CCE y Grupo Alfa. Desde el inicio, fue evidente el interés del mandatario: estrechar negocios con México e impulsar las energías limpias.
Se dieron soluciones creativas en materia económica y de competitividad, como expandir los recursos minerales. O bien, en materia climática, reducir las emisiones de metano, así como los desperdicios de alimentos, por mencionar algunos.
Descontento
Medios americanos y canadienses no le dieron difusión ni la importancia que se esperaba, es decir, acudieron a la cumbre por mero trámite y con objetivos bien definidos. Por ejemplo, Estados Unidos acudió por motivaciones domésticas, como obtener puntos para la próxima elección presidencial.
Lo que sí fue de escrutinio público fueron dos acontecimientos: el nulo conocimiento del protocolo de la esposa del presidente de México al quebrantar la etiqueta de comportamiento y comunicación corporal hacia los homólogos de su esposo.
No obstante, lo peor estaba por llegar. En la conferencia de prensa trilateral el día 10 de enero, los 3 mandatarios hicieron uso de la palabra en la explanada de Palacio Nacional para responder dudas y preguntas de los diversos medios de comunicación. Sin temor alguno y faltándole el respeto a sus invitados, el presidente Andrés Manuel hizo uso de la palabra por 25 minutos consecutivos. Logrando consumir el mayor tiempo posible para que los ojos del mundo estuvieran en él y no en la cumbre regional. El descontento del presidente Biden y del primer ministro Trudeau fue evidente y completamente justificado, en el que ambos hicieron uso de la paciencia y prudencia. Les recetó una mañanera de alto calibre. Parte de su discurso fue para cuestionar al neoliberalismo y para agradecer a Joe Biden por frenar la construcción del muro en la frontera norte, ¿Es posible que por eso México se comprometió a recibir mensualmente a 30 mil migrantes que no cumplen con los requisitos solicitados por la unión americana para ingresar al país? ¿Existe un plan de contención por parte del gobierno federal y local? ¿Ofrecerán oportunidades laborales o permisos? ¿Cuáles serán los mecanismos de seguridad? ¿Al menos salvaguardaran la vida de los migrantes para evitar caer en las redes del narcotráfico o crimen organizado? ¿Ya lograron resolver la precaria situación que viven cientos de migrantes en diversos puntos de la frontera (Tijuana, principalmente) ante el colapso del Instituto Nacional de Migración y la osadía por parte del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos para rechazar, en su mayoría, a centroamericanos? ¿Ese fue el precio que pagamos los mexicanos para que ambos mandatarios solo aterrizaran en el AIFA? Cabe señalar, que tanto Biden como Trudeau despegaron del Aeropuerto Internacional de la Ciudad De México. ¿Valía la pena comprometerse a aceptar a 30 mil vidas cuando siquiera puede salvaguardar la integridad de los mexicanos?



