Llegó el 1 de octubre de 2024 y no hay fecha que no se llegue, ni plazo que no se cumpla. El sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador culminó con un país militarizado cuya estrategia de seguridad “Abrazos, No Balazos dejó mucho que desear. Por ende, este gobierno terminó como el más violento, desigual, corrupto y bañado en sangre de norte a sur y de oeste a este. Culminó con la aprobación –fast track- de una reforma judicial por los legisladores federales y locales que lejos de brindar esperanza, crea dudas e incertidumbre para todo aquel que defienda el Estado de Derecho o en su caso, la verdadera democracia.
Señor presidente, tenías todo para marcar la pauta entre el neoliberalismo irracional y la verdadera transformación:
- Tenías la mayoría en el Congreso de la Unión.
- Tenías el poder para hacer y deshacer.
- Tenías el coraje de un opositor que cuestionaba cada acción del gobierno.
- Tenías en tus principios “Primeros los Pobres.”
- Tenías el país a tus pies.
- Al pueblo te debías porque ya no te pertenecías…
- Tenías la oportunidad de fomentar la inversión y optaste por la construcción de la refinería Dos Bocas que no refina ni un barril; por un Tren Maya que relegó a pueblos indígenas y cuya insignia es el ejemplo de un ecocidio; por último, por un aeropuerto “Felipe Ángeles” administrado por militares y cuya función es el tráfico de carga, mas no de pasajeros.
- Tenías el poder para deshacer la verdad histórica sobre Ayotzinapa y rendir cuentas.
- Tenías la visión para crear el legado de unificar a América Latina. Sin embargo, te ganaste el distintivo de persona non grata en Perú y Ecuador, por mencionar algunos.
- Tenías la facultad de elegir a 3 personalidades reconocidas para ocupar los puestos de ministros de la Suprema Corte.
- Tenías la facultad de postular reformas progresistas para el bien de todos los mexicanos, pero creíste que caminabas sobre el agua…
En cambio:
Destruiste sin piedad y sin decoro a familias y pueblos por tu mezquindad; fracturaste a una sociedad que exigía justicia y prosperidad. Al final, los intereses de los tuyos prevalecieron- al extremo de consolidar la división de poderes en uno solo. La intolerancia política ha sido tu estandarte y te olvidaste de los indígenas, de las madres buscadoras y de las mujeres que buscan una equidad de género.
Le arrebataste la inocencia a los niños al estar en una zona de guerra. El nepotismo fue sinónimo de la Cuarta Transformación. Decretaste la reforma judicial con autoritarismo, pero ¿realmente es lo que pensabas? ¿Te siente orgulloso de ello? ¿Es lo que querías? ¿Dónde quedó el México justo con organismos autónomos que defendían los intereses del pueblo y que no estaban a merced de la mafia del poder?
Preferiste encerrarte en tu Palacio y te negaste a abrir las puertas del diálogo, ¿para eso querías ser presidente? ¿Para callar y calumniar a quienes no pensaban igual que tú? La historia te condenará porque mientras Acapulco, Guerrero; agoniza los estragos de otro huracán, optas por despedirte y rendir cuentas a los tuyos en Sinaloa y responsabilizar a otros de la violencia en el Estado. Entre tanto, los mexicanos vivirán el colapso de un país que aguanta todo y que vivirá sobre una fosa común del bienestar: 199 mil 368 homicidios dolosos en México.
Esto es un más que un ¡hasta pronto presidente! Porque sabemos que la lealtad de los feudos es hacía tu persona y no hacia la nueva presidente Claudia Sheinbaum o a la Cuarta Transformación. El pueblo de México te esperará fielmente para volver a gritar ¡es un honor estar con Obrador!
Aun cuando sea bajo la sombra de ella… en Palacio Nacional.




EXCELENTE