Vie. Nov 21st, 2025
Oil squad

Obtenido de Haaretz.

El lado oculto de la guerra petrolera.

Tres líderes mandatarios han formado un eje de acción que marcará un antes y un después en como ejercer e implementar un nuevo hard power en temas de índole internacional.

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El lunes 9 de marzo, las bolsas bursátiles registraron pérdidas económicas que no se veían desde la crisis del 2008. Wall Street tuvo que cerrar operaciones por 15 minutos ante el nulo acuerdo de los miembros de la Organización Exportadores de Petróleo (OPEP)-específicamente entre Arabia Saudita y Rusia- en reducir la producción de petróleo por la caída histórica de la demanda causada por el Coronavirus, declarada pandemia el pasado miércoles 11 de marzo. El colapso se debe a que China, al ser el principal importador y consumidor de petróleo en el mundo dejó adquirirlo debido a las medidas de prevención (cuarentena obligatoria: forzando la inactividad de fábricas y comercios) implementadas por el gobierno de Xi Jinping desde hace unas semanas para contrarrestar los contagios.

Por ello, Arabia Saudita presionó a Rusia en incrementar la producción para estabilizar los mercados. Aunque Rusia cuenta con capacidad para competir, no podrá alcanzar los niveles del país saudí debido a que la producción máxima de Rusia alcanzaría los 500 000 barriles por día contra los 4 millones de barriles que estima la empresa petrolera ADNOC para abril. Pero, el trasfondo de esta nueva guerra es otra.

Para entrar en contexto: Mohammad bin Salman, es el Príncipe heredero saudí desde 2017 y ha estado a cargo del reino desde entonces debido al crítico estado de salud de su padre el Rey Salman de 84 años, al ser diagnosticado con demencia senil.

Hace unos días el Príncipe heredero, bin Salman, arrestó a su tío Ahmed bin Abdul Aziz y a su primo Mohammad bin Nayef por un intento de golpe de Estado. Lo que ocasionó muchísima especulación en los medios internacionales porque desde 2017 ha neutralizado a sus “principales adversarios políticos” para una pronta sucesión al trono. Uno de tantos fue el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en el 2018 cuando ingresó al consulado saudita en Estambul.

Ahmed bin Abdul Aziz es miembro presidente del Consejo de Lealtad de Arabia Saudita, encargado en los preparativos de sucesión, entre otras funciones. Desafortunadamente, el Príncipe no cuenta con el visto bueno de su tío ya que este ha retrasado hasta el cansancio la ceremonia y prefiere esperar a la muerte del Rey para no legitimar su gobierno. Debido qué para muchos saudíes, el Príncipe ha actuado por intereses personales mas no por el bien de su país: uno de ellos es su intrínseca relación con Estados Unidos e Israel. Estadios Unidos, específicamente el presidente Donald Trump, fue el único que le otorgó apoyo al Príncipe tras el asesinato de Khashoggi aun cuando, varios expertos en la materia mencionan que se trató de una confabulación. Posteriormente, el gobierno saudí mantiene relaciones comerciales positivas con la administración del Primer Ministro israelí Benjamín Netanyahu.

Aunado a lo anterior, el contubernio parte entre el Príncipe bin Salman, Donald Trump y Benjamín Netanyahu: constará en apoyarse tripartitamente para continuar en el poder, es decir, este año habrán elecciones tanto en Estados Unidos como en Israel; entonces el plan iniciará de las negociaciones que sostendrán los miembros de la OPEP para contrarrestar la caída en los precios del petróleo y tras bambalinas: Estados Unidos junto con Israel convencerán al Príncipe en reducir la producción de petróleo. Con ello, ante el mundo, ambos países quedaran como héroes al estabilizar las bolsas bursátiles y dar confianza en los mercados, -a pesar de la crisis sanitaria- asegurando su reelección. El presidente Donald Trump, logró salir victorioso del impeachment promovido por el partido demócrata bajo los cargos de abuso de poder y obstrucción a la verdad por el caso de Ucraniagate. Lo mismo sucederá con el primer ministro Netanyahu, que enfrenta su propio impeachment por abuso de confianza y corrupción, propiciando consolidarse políticamente e ingresar en la contienda electoral con alto nivel de aprobación por el simple hecho de que ambos tienen injerencia en Medio Oriente.

Por otro lado, si el futuro rey bin Salman no cuenta con el apoyo de estos dos mandatarios, es probable que se desarrolle un caos político en Arabia Saudita porque el pueblo saudí no está a favor de la guerra insostenible contra Yemen ni con las relaciones bilaterales con Israel (venta de petróleo a menor precio con la finalidad de fabricar armamento y vulnerar al estado palestino).

A forma de conclusión, los tres líderes mandatarios han formado un eje de acción que marcará un antes y un después en como ejercer e implementar un nuevo hard power en temas de índole internacional para obtener beneficios de política interna.

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2 thoughts on “El lado oculto de la guerra petrolera.

  1. Interesante análisis político sobre la ventaja de estos países referente a las cuestionables medidas de prevención tomadas.

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